domingo, 30 de noviembre de 2014

Trabajo Práctico Final: Criminalización mediática

Nota Vinculada por Rosario Guedes

¿Quiénes son los “arquitectos” de la sociedad?

“…mientras las mayorías no nos podamos organizar, mientras la política no sea la practica hegemónica en la resolución de los problemas; y podamos hacer las reformas estructurales que este país necesita… Esta situación va a ser vivida en cada una de las coyunturas electorales. Porque es el único terreno que le ha quedado a estas elites, gracias al esfuerzo que hemos hecho en 30 años de democracia.” Entrevista a la Lic. en Ciencias Políticas y docente de la UNR, Alicia Acquarone.

Para comenzar, advierto al lector, que hare un pantallazo subjetivo y  breve de distintas conclusiones disparadas del análisis del debate existente sobre la influencia de la mediatización en la eterna transición posmoderna.

El habla de este artículo periodístico es sencilla, aunque promueve un análisis en profundidad. Intenta abrir las puertas de la realidad de los lectores a seguir buscando información.
Hoy hablar de cultura posmoderna  tiene implícita y explícitamente amalgamada la individualización. Existen teorías destinadas a explicar la estatización de la vida del hombre y también del despotismo blando que la racionalidad (que llevo al auge a la era moderna), hoy nos hace adolecer ciertos criterios críticos de análisis.


Esto es debido a que el sistema económico afectó gravemente a la sociedad creando una fragmentación, para poder instaurar una poderosa, eficiente y efectiva hegemonía de la minoría sobre el disenso de opiniones de la mayoría. El recurso más utilizado para la persistencia de estos grupos en el poder y de su ideología, es la diseminar su visión del mundo a través de los medios. Estos intereses corporativos ocultan y dibujan la realidad.

La respuesta a la pregunta de por qué permitimos eso, es una sociedad desinteresada por sus derechos y por el futuro, que perdió el ideal porque confunde sus intereses con los intereses de un sector y perdió; a su vez la capacidad de pensar en un sujeto colectivo; ya que está casualmente influenciada por la tecnocultura de la época. 

Tomando el concepto de criminalizar como una estrategia, más bien un recurso al que debemos reconocer como tal permite ver la dimensión de los medios, creadora de burbujas insípidas que invierten las dimensiones de lo real y lo simbólico.  “La criminología mediática siempre apela a una creación de la realidad a través de información, sub-información y desinformación en convergencia con prejuicios y creencias, y basada en una etiología criminal simplista asentada en la “causalidad mágica”. Aclaremos que lo mágico no es la venganza, sino la idea de una causalidad canalizada contra determinados grupos humanos.”(E Zaffaroni).

Asentándonos en la concepción lingüística de Emelie Benveniste, debemos destacar la importancia de la representación. El sujeto es sujeto en tanto discurso, es en y por el lenguaje que el hombre se constituye como sujeto, porque solo el lenguaje funda la subjetividad, esta capacidad de plantearse como yo. Y el auto percibirse y percibir el exterior en tanto organismo comunicacional da cuenta de cómo la conciencia de sí mismo no es posible más que si experimenta por contraste. Todo lo que existe es gracias a que ha sido nombrado por la lengua. Construimos todo a través de la palabra y de enunciados que son simbolizados por la sociedad.

El problema de la construcción de la realidad mediática es muy grave porque no es local, la discusión de la seguridad es un tema central en la política mundial. Tal como establece Zaffaroni en su libro “La cuestión criminal”,  “¿Cuál es la realidad del delito de la criminalidad? Es la realidad que construyen los medios”. Y agrega que esa construcción “requiere configurar enemigos y una realidad en la que se señale a un grupo; es decir, crear los fantasmas de la inseguridad estigmatizando, destruyendo lazos sociales, y otorgando poder a los medios.

Pensar más allá de la información de lo que el medio muestra, a que apunta con el contenido, y no como sujetos pasivos, netamente consumidores. ¿Por qué este discurso nos suena familiar y a la vez imposible? ¿Por qué cuesta combatir la fragmentación? Una posible y rápida respuesta es que en la actualidad los medios absorben y recrean una y otra vez hechos de la realidad para crear distorsiones de la realidad que mantiene a esa conciencia de lo colectivo lo más alejada, hasta hacerla inexistente. Esa ignorancia es auténtica  a causa del capitalismo que demanda tanto esfuerzo para sobrevivir. Es un sistema mediado por intereses corporativos que miran hacia el exterior, que logra que la sociedad que vive en él no tenga fuerza, ni tiempo; la aliena de una manera que ésta no puede dedicarle lo que realmente demanda la democracia que necesita.


No por comparar las épocas, la criminalización mediática existes desde siempre, fue utilizada en el proceso militar del 76´, con la ayuda de  cierto consenso de esa sociedad ante esta alternativa. Dejó entrever como los intereses por detrás de los golpes de estado siempre fueron “tapados” con la criminalización. Ellos tenían un objetivo (Permanecer) y unos de sus ejes justificatorios fundamentales fue “la eliminación de la subversión”, término acuñado y definido por ellos, la Junta Militar, ya que atentaban contra el monopolio de la fuerza concentrado en el estado. En la fase de terrorismo del golpe de estado, gracias a la pérdida de ese consenso antes mencionado, se hizo un abuso de este recurso mediático. Fue un el intento de recuperar legitimidad de la sociedad. Un mecanismo fue el mundial de fútbol, exitoso. Y otro fue la guerra de Malvinas, con la idea de adversario circunstancial. La criminología mediática naturaliza estas muertes; incluso llega a disfrazar a los fusilamientos de enfrentamientos. Los presenta como episodios bélicos contra el crimen, donde el cadáver del fusilado es signo de prevención, como el soldado enemigo muerto en la guerra.

La solución, a la vista de todos está en fortalecer la democracia. El todos por el todo, hay que formar criterios críticos y apelar a la conciencia crítica es movilizar a las personas a rever algunos asuntos. Salir por un momento del debate partidario que proponen los medios, ya que nos pone en una situación parcial, y no justamente propia, sino ajena.

Una alternativa que la politóloga Chantal Mouffe ofrece pensando justamente en esta convicción, es la de un pluralismo agnóstico donde el debate y el despojo de la creencia de que la verdad es una sola y que somos los poseedores, más el fortalecer los partidos políticos y la vida partidaria sería la solución. La posición agonística implica reconocer la contingencia de tus creencias, pero sin embargo tener la voluntad de luchar para defenderlas, es decir, estar dispuesto a luchar para transformar las relaciones de poder y crear otra hegemonía.  Explica: “La gente opina que para tener fuerza y luchar hay que estar absolutamente convencido de que se tiene la verdad, y que abandonar eso conduce a la apatía. Ahí radica la posición difícil de crear: tener al mismo tiempo un sentimiento de relatividad y de contingencia de tus creencias”.


Fuentes informativas:
Entrevista a Alicia Acquarone.
Charla sobre Criminalización mediática.
‘’De la subjetividad en el lenguaje’’, Emile Benveniste.
‘’La cuestión criminal’’, E. Zaffaroni.
Apuntes de Teoría Política.
Entrevista a Chantall Mouffe.

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